¿Cómo se inició en la espeleología?
Siempre me ha gustado. En 1956 se celebraron unas jornadas acerca del tema en Arantzazu y para entonces comandaba un grupo que llevaba mi nombre. El líder de los espeleólogos de aquí era Félix Arkaute, pero yo no le conocía. Vimos una estalagmita tirada y Arkaute nos acusó a los de Zumarraga de haberla roto. Le dije que nosotros respetábamos las cuevas tanto o más que él y que no era de recibo acusar a nadie sin pruebas. Al año siguiente, Arkaute nos preguntó en qué grupo queríamos tomar parte. Le contesté que en el más importante y me preguntó si sabíamos utilizar las escalas. Le dije que sí, a pesar de que era mentira. ¡Buena la hice! Me tocó bajar el primero y tuve que arreglarme con las explicaciones que me dio un amigo. Volví fundido. A partir de entonces, Arkaute y yo fuimos amigos íntimos.
Había dos por hacer: Torca del Carlista y La Gran Ruptura. Nos tocó la segunda y nos llevamos una gran decepción, pues era muy pequeña. Cuando volvieron los que habían estado en la primera, nos dijeron que sólo habían descendido 30 metros y que lo que venía después era terrible. Le pedí permiso para descender a Arkaute. Tras bajar 30 metros, se notaba un vacío enorme a los pies. Eché una piedra y comencé a contar: ¡conté hasta once! Quedaban entre 100 y 120 metros. ¡Vaya pedazo de agujero! Afortunadamente, en el fondo no había agua.
Quiero volver a bajar y dejar una imagen de la virgen de La Antigua, en nombre de todos los zumarragarras. Para ello, me he reunido con el alcalde. El año pasado estuve en aquella zona y mis hijos descendieron un poco. Querían que yo también lo hiciera, pero prometí hacerlo más adelante.
Según cuenta la leyenda, un capitán carlista pasaba por allí con los sueldos de los soldados y se precipitó al vacío. Cuando descendí prometí regresar con la cabeza y la espada del carlista. También sabíamos que a unos madrileños que lo intentaron antes que nosotros se les había caído una lámpara de carburo. Apareció esta última, pero del carlista no había ni rastro. Menudo pájaro… seguramente huyó con el dinero de los soldados.
Veieu aquest vídeo emès per la televisió d'Euskadi i observeu el davallador motoritzat que utilitza:
Veieu també aquest enllaç al pdf de Gara
Sobre la Torca del Carlista podeu veure un anterior post a l'Espeleobloc
i un article en pdf publicat a Subterránea
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