dissabte, 2 de setembre del 2017

Forat del Pere Pòstol. Capafons.


En pleno agosto la mayoria de los asíduos al Espeleodijous también hacen vacaciones asi que, para este jueves, sólo estamos disponibles Lluïsa Mengual y Josu Riezu que elegimos una cavidad facilona para cubrir el expediente del jueves 10 de agosto de 2017.

Situación:
Del documento "Catalogació d'avencs i coves de la vall del riu Brugent" reproducido en este blog http://espeleobloc.blogspot.com.es/2017/05/forats-cantacorbs-rojals-1.html  teníamos la referencia de una cavidad ,"el Forat del Pere Pòstol", que no habia podido ser estudiada por estar tapada, pero de la que en Internet sí había datos e incluso alguna topografía, por lo que decidimos visitarla.


   La cueva se ubica  en la sierra de Els Motllats, en pleno centro de Las Muntanyes de Prades, y accedimos desde la pista que entra por la sierra de La Mussara, justo por debajo del Puig de la Torre. Este itinerario está en malas condiciones y nos obligó incluso a usar la reductora del vehículo, por lo que la vuelta la hicimos saliendo por Capafonts, según la ruta de la imagen siguiente.
Detalle del final del track y situación de la boca
La pista nos acerca a escasos metros de la cavidad, que se localiza con facilidad a pesar de encontrarse camuflada con una gran zarza que dificulta el acceso.

La cavidad: sala de entrada y nivel superior.

Tras pagar el peaje de algún que otro arañazo pasamos a una amplia sala con bastantes formaciones de buen tamaño -y en buen estado-, además de numerosas raices que nos recuerdan el poco espesor de la roca que tenemos sobre nuestras cabezas.

El techo es muy plano en toda la sala de entrada y en el nivel superior, con el que comparte estrato.


El aspecto de las formaciones es pulverulento debido a la falta de agua.


Y encontramos alguna acumulación de fisuras traspasadas por las raices que indican futuros accesos a la cavidad.

 De los dos niveles de la cueva, el superior está formado a favor de una junta de estratificación muy visible en toda la galería.


Calizas blancas muy pulidas y sin formaciones en el estrato superior y  rojas en el inferior.

La galería es cómoda en todo su recorrido, salvo el final.

Desde la sala de entrada, hasta el final del nivel superior, también se observa un forma redondeada de erosión en la unión del techo plano con las paredes.


La galería superior finaliza obstruida por sedimentos que han entrado por algún colapso del techo o por alguna antiguo acceso.


Al final de la galería podemos encontrar alguna formación de pequeño tamaño.


 Mientras que en las calizas rojas encontramos una zona de coraliformes.


El único hueso de toda la cueva.


Cerca del fondo de la galería apareció una Meta menardi a pocos metros de otra araña de parecido tamaño, pero mucho más oscura.


En una esquina de la galería superior, -estratégica pues desde ella se ve la luz de la boca y parte de la galería interior- aparece una mancha que podría ser debida a algún sistema de iluminación.


Una vela pegada en la estalagmita se vería desde la entrada y además iluminaría -al interior- una zona llana, adecuada para ser utilizada cómo refugio.


Cerca de la entrada, aparece un panel de "manos". No son pinturas, son las manos embarradas de algún explorador que quiso dejar un recuerdo de su paso.


Algunas manchas naturales, rojizas por los óxidos de hierro, aparecen en el techo.


Abundan y son de formas variadas.


Pero hay una enigmática, ya que no es una mancha extensa sino una línea de color rojo. Parece el protomo de un animal que -apoyándose en el relieve- podría representar un macho de cabra montés al que incluso se le habría marcado el sexo y la pata delantera. Una figura solitaria de pintura paleolítica quizás sea un exceso de imaginación, pero por si acaso alguien lo quiere verificar -dado que tendría su importancia- aquí queda dicho.


Nivel inferior.
Tras revisar con detalle la galería superior nos toca bajar por un extrecho agujero que intimida un tanto al principio, pero que resulta fácil de bajar gracias a una cuerda fija y una estructura metálica que hace las veces de escalera.


Los 90 kilos de Josu no son impedimento para pasar por el tubo de descenso.

La precaria -y un tanto peligrosa- escalera resulta de gran ayuda para descender sin ayuda de material de verticales.


Como era de esperar, el aspecto de la galería es totalmente distinto al de la galería superior.

La única estalagmita a nivel de suelo, presenta unas cristalizaciones milimétricas en buen estado.

Ahora son abundantes las marcas de corriente y las bóvedas.


Aquí encontramos la zona más "concrecionada" y las pocas estalagmitas de la cavidad.


A pesar de algunos pequeños obstáculos, la cavidad sigue siendo cómoda.


Sólo al final, el techo desciende y nos obliga a arrastrarnos.


Si no manchas el buzo, no has estado un una cueva, ¿no?

Una segunda gatera nos asoma al final de la cavidad. Es evidente el esfuerzo que alguien se ha tomado para intentar encontrar continuidad a la galería, esfuerzo infructuoso, vista la roca madre del fondo.


Entre las dos gateras alguien dejó un autoretrato.


La principal dificultad de las gateras no era su pequeño tamaño sino que la arcilla se pegaba al buzo como si fuera Velcro y el esfuerzo adicional para pasar era considerable.


A pesar de la escasez de formaciones, están bastante enteras lo cual es muy de agradecer.

Ya sólo queda salir.

Resumiendo, no es una cueva enorme, pero tiene de todo un poco y está en buen estado, perfecta para disfrutar de un paseo.

¡Misión cumplida!

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